Si enfermas es porque
estas defendiendo algún concepto de ti que es una ilusión y estas abandonando
la verdad. Sin ser consciente de lo que estas pensando, crees que las bases de
tus errados pensamientos están sostenidos en la verdad, pero tu enfermedad da
cuenta de que eso no es así.
Cuando enfermamos no
estamos siendo conscientes de aquella parte de nosotros que está permitiendo
esa enfermedad. Hace falta detenerse y descansar para comenzar a escuchar el interior de si
mismo y descubrir donde se encuentra su raíz.
Cuando no estamos tan
despiertos, nuestra enfermedad llega de sorpresa y parece que se tratara de
algo muy ajeno a nosotros. Sin embargo, siempre está gestada en nuestro
interior. A simple vista parece que un virus nos atacó, pero los virus y las
bacterias están en forma permanente a nuestro alrededor y solo pueden
sobrevivir y desarrollarse en aquella persona que le permite su estancia allí.
Ya sabemos que muchos
agentes externos son potencialmente peligrosos para nuestra salud, pero es
necesario recordar que nosotros tenemos la última palabra en relación a
dejarlos anidar dentro de nosotros. Un fuerte sistema inmunológico podría
defendernos del embate de muchos agentes
dañinos.
Debido a la gran difusión
de los medicamentos, acudimos a ellos sin antes mediar que pueden no ser tan
necesarios. Dejamos nuestro poder olvidado y se lo entregamos a estos
colaboradores que pueden hacernos sentir mas aliviados en cuestión de segundos.
Pero, ¿es más importante dejar de sentir los síntomas que sanar?
Para muchas personas se
esta abriendo un nuevo mundo de entendimiento al comprender que ya no es
necesario desesperarse por acallar los síntomas que el cuerpo puede manifestar
al contraer una enfermedad. Cada día son mas las personas que frente a sus
molestias físicas, se detienen y escuchan lo que esta sucediendo con su cuerpo
para poder descubrir qué es lo que está sucediendo en su interior más profundo.
Hace poco atendí a una
gran mujer que bajo un diagnostico de operación de sus rodillas, decidió
averiguar la causa de su dolencia sin tomar la opción de operarse y tener la
posibilidad de encontrar la verdadera causa que la creaba. Cuando descubrió que
sus rodillas estaban manifestando un estado de sumisión frente a determinada
situación, sintió que su problema estaba resuelto.
De la misma manera, he
conocido hace muy poco una mujer que se recuperó de un cáncer y ahora vive una
vida increíble, disfrutando de su libertad y de la alegría de vivir que quiere
compartir con todos los que la rodean. Ella me decía que siente deseos de detenerse
en medio del transitar del publico y decirles uno a uno que dejen de sufrir
para que puedan ser felices y sanos. Otro caso es el de un hombre sanando su diabetes al descubrir
el patrón que la creaba.
Aquellos que se dan la
oportunidad de analizar, ajustar y cambiar algunos patrones de pensamientos,
creencias y sentimientos, son los que pueden atestiguar de sus sanaciones que a
veces llamamos milagro. Le damos este carácter porque no es muy usual, pero
todos tenemos la capacidad, la habilidad y la inteligencia para profundizar en
nuestro interior y descubrir las falsas verdades que a veces defendemos con
tanta fuerza y que nuestra enfermedad quiere derribar. Se requiere cierto grado
de humildad para reconocerlo y no siempre estamos tan dispuestos a eso.
Pueden existir muchas
razones para que hallamos llegado a confiar mas en una vacuna que puede tener
mas compuesto tóxicos que benéficos, pero siempre tenemos en las manos volver a
recordar quienes somos y todo el potencial que llevamos dentro. Los testimonios
están apareciendo cada día por todas partes.
La mejor manera de sanar
un resfrío es disfrutar, alegrarse y reír de buena gana para que quede de
manifiesto la conmoción emocional que lo creaba. Tu sanación siempre está en
tus manos. Si aun no crees en esto determinadamente, comienza a practicar con
aquellas dolencias pequeñas e intenta sostener un robusto sistema inmunológico
hablándole y comunicándole tu certeza de
que puedes contar con él para todo evento.
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